HERMAFRODISMO
Yo la hermafrodita, la que tenía al hombre pegado a la piel como los hijos de Urano pegados al muslo, la que en sí misma crea el amor y la progenie sin necesidad de salir de su propio cuerpo, yo decía cosas graves y plomizas que, apenas caían de mi boca, se desplomaban a la fosa de agua que se abría siempre en el suelo. En picada se hundían como barcos de oro macizo.
Tú respondías a esos yunques instantáneos con los objetos más ligeros. Objetos disfrazados de palabras, que yo confundí con palabras, que yo amé como un poeta ama las palabras, y que ni la gravedad de otro astro errante pudiera retener aquí en la tierra. Hablabas mariposas, plumas, un cortejo nupcial de burbujas y polen, tamo en la luz oblicua de la tarde.
(Tomado de ATRÁS DE LA MÁSCARA)